El uso de joyas, joyería o bisutería, son elementos muy populares y usados por las personas desde muchos años atrás, y hoy en día, su utilidad se ha incrementado aún más, no solo en Colombia, sino en diferentes partes del mundo.
Desde anillos, collares, pulseras o pendientes, son muchas las opciones que existen, las cuales están hechas de metales preciosos, entre los que se destacan el oro, la plata y el platino, así como los no preciosos, o también conocidos como metales base, como el cobre, el tungsteno puro –mezclado con carbono– y el titanio.
A su vez, existen varios minerales que suelen acompañar el diseño de estos metales. Uno de ellos es el diamante, el cual es considerado como el de más valor en el mundo por sus características físicas y ópticas. Sin embargo, muchas personas no cuentan con los conocimientos profesionales para saber si este elemento de estructura cristalina es real o solo se trata de una imitación.
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¿Cómo revisarlos caseramente?
- Inicialmente, la fuente citada aconsejó colocar la piedra en frente de la boca y empañarla como si estuviera frente a un espejo. “Si se mantiene empañada por un par de segundos, probablemente se trate de una falsificación”, debido a que un diamante real “dispersa el calor de aliento instantáneamente y no se empañará con facilidad”.
- Otra forma es revisando el engaste y la montura. “Un diamante real no estará montado sobre un metal barato. Los sellos en el interior del engaste que indican el oro o platino real (10K, 14K, 18K, 585, 750, 900, 950, PT, Plat) son una buena señal, mientras que un sello con las siglas ‘C.Z.’” –Zirconia Cúbica, un tipo de diamante sintético– avisa que la piedra central no es un diamante auténtico.
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- La última opción es la lupa de joyero, ideal para inspeccionar la autenticidad del diamante. Se deben revisar las pequeñas imperfecciones naturales llamadas “inclusiones”, que incluyen manchas de minerales o cambios muy sutiles en el color. “Esos son signos que indican que el diamante es real, aunque imperfecto”.
Con diamantes no montados:
- Para analizar este tipo de minerales, se debe observar la refracción de la piedra, es decir, cuando se doblan o refractan bruscamente la luz que los atraviesa, dando como resultado una apariencia extraordinariamente brillante. Mientras que, por el contrario, las piedras falsificadas con vidrio y el cuarzo brillan menos porque tienen un índice de refracción inferior.
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- Otra opción es con ayuda de un vaso con agua y colocar la piedra dentro; si se hunde hasta el fondo, se trata de un diamante real, debido a su alta densidad, “mientras que uno falso flotará en la superficie o en la mitad del vaso”.
- Por último, calentar la piedra y si se quiebra podría tratarse de una imitación. Calentarlo con un encendedor durante 30 segundos, luego dejarlo caer directamente en un vaso de agua fría. “La expansión y contracción rápida aplastará la resistencia a la tracción de los materiales más débiles como el vidrio o el cuarzo, haciendo que la piedra se rompa desde adentro. Un diamante real es lo suficientemente fuerte y nada le pasará”.
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